NO SIENTO LAS PIERNAS

viernes, 10 de marzo de 2017

ULTRA TRAIL SIERRA DE BANDOLEROS 2017 (4-5/03/2017)

Os presento las vivencias de David Mota y de Pepe Barutell

DAVID MOTA :BATALLA BANDOLERA
Lluvia, barro, frio…palabras no sé en qué orden poner, como el peor de los enemigos en el territorio Bandolero de este año. Los días anteriores a la carrera, con expectación comproba la meteorología y con intriga miraba casi por hora, las aplicaciones en mi smartphone, para esperar una sorpresa…pero nada esta no llegó. Jueves y viernes los pasé en Sevilla de formación, y el viernes, el agua se hizo patente de manera bien abundante en la capital hispalense…mis dudas se sembraban en mi mente, y quizá la falta de ropa apropiada para “La Batalla Bandolera”, comenzaba a circular por mi cabeza, mientras atentamente oía las palabras del ponente en mi formación. 
A mi llegada a Prado del Rey acompañado por mi familia, me estaban esperando la lluvia, el frío y el viento. Allí nos encontramos mi hermano el incombustible “Gran Pepe”, nuestro compañero de viaje Andrés y los Super No siento La Piernas, Barutell y a la postre, Gran Campeón Bandolero, Manolo Lara (menos mal  que solo vino a probar como se encontraba). Recogida de dorsales, visita a la Iglesia, donde Jesús Nazareno en su anual besapié, nos espera y bendice para protegernos ante las adversidades del día que nos esperaría. Y seguro fue así, porque ante las duras, quizá me quedo corto, durísimas condiciones a las que nos enfrentamos, una protección suprema tuvimos.
La noche anterior, fue un auténtico diluvio, apenas descansé, el sonar de la lluvia sobre no se que tejado, me impidió dormir, y mi mente se desplazaba hacia donde se podrían encontrar mis amigos que corrían la novedosa “100 milla”, con el diluvio, granizo, frio…en fin…no había vuelta atrás. Madrugón, elección de prendas, preparativos…muy difíciles, ya que las malas condiciones nos obligaba a elegir con mucho cuidado. Yo contaba con la inestimable ayuda de Cristina, mi mujer, y mi Davilillo, fiel escudero. Villaluenga sería el lugar elegido para cambio de ropa, como el año anterior. Pero la elección no fue correcta, pensando en el año pasado, allí llegué aún con luz…este año era una tarea complicada, o mejor aún, imposible.
Tampoco contaba que estaría muy mojado o quizá pensé que no estaría todo el dia lloviendo. Todo lo contrario, desde la salida no paro de llover débil, pero lluvia. Esa lluvia que teniendo en cuenta, el viento, a las pocas horas de estar en carrera, aun llevando un buen chubasquero, ibas “calado” por completo. Increible…pero ilusionante y un reto. Lastima no finalizarlo. Hasta EL Bosque, “trote Mota”, bastante bien, pero charcos y barro imposibles de rodear, subida al cementerio, primer aviso, aperitivo de lujo para el plato fuerte del “corta fuegos”. Quizá me tachéis de no se que…pero me gusta esa subida, aún habiéndose convertido en un pequeño riachuelo, por lo que caminabas por agua y barro…y además este año…sorpresa, giro inesperado en la cima, para seguir subiendo y bajando, por pistas de patinaje, pero el hielo era barro. Sin lugar a equivocarme, esa protección a la que antes hice mención, se hizo patente en la bajada de Albarracín, indescriptible, para explicar esta bajada y sus condiciones había que estar allí…
Las horas pasaban, la humedad interior estaba en su grado máximo, el frio iba haciendo mella, la soledad tampoco ayudó mucho. En los Llanos, llegué bien, físicamente y de tiempo. No te podias parar demasiado, te enfriabas y podías caer, así que reponer fuerzas rápidamente y siguiente objetivo, El Boyar. Fueron duros, no por el terreno, olvidemos el barro y charcos, me refiero a pendientes y terreno técnico, sino por la moral pensando sobre todo en el frío. Llegar al puerto del Boyar, implica a posteriori, subida al Simancón, en la noche con un aumento considerable del frio y mojado hasta los huesos…y después de esto bajada a Villaluenga, aún sabiendo que te espera el queso payoyo, creo no era suficiente para continuar. Decidí abandonar en El Boyar. Satisfecho con los 33 km que hice, teniendo en cuenta las condiciones a las que nos enfrentamos, y con una mala preparación en lo que a ropa se refiere. De todo se aprende y en esta carrera, creo que todos aprendimos y no poco.
Aunque acabé bien contento, culminado con la hazaña de nuestro amigo “El gran Manolo Lara”. Fantastico, todo un campeón. Desde la vecina localidad de El Bosque, donde nos alojábamos, nos fuimos a ver a Manolo llegar. Momentos de emoción y alegría, al ver a nuestro amigo cruzar la línea de Meta extenuado pero feliz. Enhorabuena amigo…
En fin..,durísima batalla, pero no perdida por abandonar, todo lo contrario, más que una carrera, hay que tomarla como una lección. No perdimos los que abandonamos, la sierra nos ha dado una tregua, ella continuará allí, esperando a aquel que quiera enfrentarse. Nos desafía cual duelo entre titanes y podemos aceptar el reto. Si se pone exigente, hemos aprendido a poder hacerle frente con mas garantía de triunfo. Así que, quien sabe, algún año puede ser, me vuelva a enfundar mi camiseta azul cielo de mi club y con ella volver a conquistar la Sierra Bandolera, con o sin lluvia…el duelo está servido…hasta la vista Simancón.
PD…mi mas sincero agradecimiento a Cristina y Davilillo, son mi combustible, los cuales al llegar a Prado del Rey en esa furgoneta la cual poco nos gusta utilizar a los “locos de la sierra”, me recibieron con honores de campeón. No olvidaré las lágrimas de mi hijo viéndome llegar “vencido” y con esa preocupación en el cuerpo con sus solo 8 años, por ese padre que a la Sierra Bandolera se enfrentaba. Mi mujer se contagió al ver al mini David, sabiendo que había puesto mucha ilusión en la carrera y llegaba antes de tiempo…mis bombonas de oxigeno en los momentos de flaqueza…gracias y hasta la próxima, porque seguro estarán ahí.

PEPE BARUTELL

Bandolero un finde de experiencia. Fin de semana de furgoneta con Manolo con previsión de agua, no, de diluvio.
A la llegada del viernes a Prado del Rey fuimos a por los dorsales, donde nos encontramos a David y Pepe Mota y a Andrés Mora. Después de una cerveza con la familia Mota, nos fuimos al bar Casino del pueblo, a por los famosos bocatas manta. Después de cenar nos fuimos a la furgoneta, a descansar para el día de la carrera. La noche fue dura de viento y lluvia q nos zarandeaba la furgoneta, y no dejamos de pensar en los héroes de la larga.
A la mañana pertrechados de ropa para cambiarnos, cortavientos y chubasqueros nos fuimos al cajón de Salida. En ese momento aproveche para llamar a la familia para que me cargara las pilas de ilusión y motivación.  Antes de entrar en el cajón,  el personal de organización comprobaba que se llevará el material obligatorio.
Después de enseñarlos y en el cajón nos encontramos al resto de los integrantes del Club.
La salida con mucha  lluvia y previsión de parar hasta a las 5 de la tarde. Salimos todos al trote, y antes de llegar al El Bosque me encontré a David Mota, con en que llegue al primer avituallamiento. En la salida de El Bosque pasado el cementerio comenzamos el cortafuegos que estaba impracticable por el barro se me fue David, al que no volvería a ver hasta la noche. Desde allí hasta el refugio de los Llanos del Campo, hice la carrera solo. El entorno seguro que era una maravilla pero mi objetivo y creo que el del resto  de participantes era no caernos con tanto barro y lluvia. Tras un par de caídas llegue al km 27 a los Llanos, donde después de meterme en el refugio y de cambiarme de ropa y viendo lo que quedaba, el tiempo y el frío que tenía decidí retirarme porque aunque podría haber llegado al Boyar, lo mejor y más lógico era retirarme.
Sabiendo que por detrás venían Pepe Mota y Andrés, los espere antes de montarme en el autobús que nos llevaría al pueblo. En ese momento realice la llamada de rigor para tranquilizar a la familia y una vez llegaron los compañeros nos llevaron al pueblo. Tras una ducha de agua caliente y de ponerme ropa seca, me fui a entregar el chip en meta. En ese momento me encontré a David Mota quien se había retirado en el Boyar. 
Tras la cena y sabiendo ya que solo seguía en carrera Manolo Lara, me fui a la furgo a dormir y a hacerle el seguimiento con la aplicación. A las 8:30 de la mañana sabiendo que había pasado El Bosque me fui a la meta a recibirlo y al resto de héroes que estaban terminando la carrera.
Nosotros que vivimos solo una parte pequeña podemos decir que son unos HEROES, porque  el día fue durísimo y épico. 
Vi a gente que terminaban  llorando, otros riendo, a familiares preocupados por los corredores y lo que más me llamo la atención fue ver como nuestro Campeón venia arropado por todos los miembros del Club que lo esperamos cerca de la meta. Tengo que decir que algunos nos emocionamos. En estos momentos me doy cuenta que somos una gran familia que disfrutamos de nuestra pasión en campo y de los éxitos de los compañeros.
En definitiva saco en claro que el año que viene la volveré a intentar y que estando rodeado de gente así, da igual no terminarla.

Gracias a todos por vuestros apoyos y Manolo ha demostrado ser de otro planeta

MANOLO LARA
Tras una semana atento a unas predicciones meteorológicas que no mejoraban, el pasado viernes día 3 de marzo nos desplazamos hasta la localidad de Prado del Rey para correr el UTSB en la modalidad de 86.
Conforme nos acercábamos a la localidad, el cielo se tornaba más negro, barruntando el agua que poco después de llegar nos sorprendió en la recogida de dorsales.
Tras unas risas con los amigos que allí esperaban y unas cervezas, cuando nos disponíamos a irnos a descansar comenzó un temporal de lluvia y viento brutal que me hizo acordarme de los amigos que estaban disputando la modalidad de 166 Km, a los cuales les habían advertido de la existencia de neveros en algunos puntos de la carrera.
La noche pasó entre el fuerte ruido de la lluvia y el viento meciendo la autocaravana.
Una vez despierto y desayunado empecé a preparar la ropa de batalla, eligiendo acertadamente salir con impermeable, pantalón de lluvia y casi al final, añadiendo al atuendo una camiseta interior que posteriormente me mantendría seco y caliente hasta mi llegada a Villaluenga, donde tenía previsto hacer el cambio de ropa para afrontar la noche.
Salimos con lluvia, la cual no cesó hasta las 20:00 h aproximadamente. El ritmo era alegre en los primeros 10/15 km, a partir de ese momento comenzaron las subidas y bajadas, habiéndose convertido los caminos en ríos que me mantuvieron los pies mojados durante toda la carrera.
Pasaban las horas muy rápido y los kilómetros muy lentos. El paso era firme, siempre con cuidado de no hacerme daño en la rodilla que estaba recuperándose de una tendinitis.
Bajando uno de los cortafuegos del principio tuve una caída con la suerte de frenar contra un árbol……otros arrastraron el culo varios metros más chocando contra piedras.

Los ritmos de carrera, estudiados en los días previos se iban cumpliendo, lo cual me transmitía tranquilidad y me permitía pasar los cortes con cierta holgura.
En el avituallamiento de Benamahoma (Km. 68,60) donde llegué sin baterías en el reloj nos comentó un señor de la organización que iba muy justo de tiempo, lo cual me hizo sacar fuerzas de donde no había y aumentar el ritmo a paso legionario.
En la entrada a Prado, noté que un vehículo se aproximaba y empezaban a gritar….miré y allí estaban mis compañeros de fatiga los hermanos Mota, grandes deportistas y mejores personas. En ese momento me invadieron muchas emociones que se juntaron con la llegada a meta, hasta la cual fui acompañado del gran Pepe Mota y donde me esperaban más amig@s.
¡¡¡Reto terminado!!!
Agradecer a todos los que estando o no en meta me apoyaron y siguieron durante todas las horas que duró esta locura.
Mi más sincero reconocimiento para los que decidieron no salir y para los que salieron y sabiamente se retiraron.

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